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Incentivar la cultura de paz a través del respeto a la dignidad de la vida y el desarrollo y crecimiento del inmenso potencial
de cada niño, joven y su familia.
Incentivar el reencuentro con el potencial simbólico latente en cada uno; de todo aquello de lo que era capaz y no lo sabía.
Trabajar para que los niños, adolescentes y jóvenes puedan tomar su propia palabra para poder pensar, decir y hacer. Y así recuperar su autoestima y su lugar como sujeto en el mundo en que vive,
para un futuro mejor.
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