Durante la jornada escolar y los recreos, Pablito presentaba una contínua catarata de palabras y frases inconexas y creaba, con su imaginación, una innumerable cantidad personajes ficticios. Esto impedía a sus compañeros relacionarse con él y decidían alejarse. Ellos decían, cariñosamente, que "Pablito estaba en su mundo".
Todos esos personajes que aparecían en su verborrágico hablar, de forma sucesiva e incoherente, provenían del material que, durante horas y horas, Pablito visualizaba en celulares que tenía a mano en casa. Debido a su comportamiento, los docentes y directivos del establecimiento nos permitieron trabajar con nuestra metodología una vez por semana, durante todo el año lectivo. También lo hicimos con su familia de forma mensual (con la madre, acompañada de su hermana).
Luego de trabajar durante dos meses, sorpresivamente, la dirección de la escuela nos comentó que Pablito se había acercado varias veces a la dirección, pidiendo hablar personalmente con el Director. La preguntaba que expresó fue clara y determinante: "¿Hoy viene la Fundación para que trabajemos juntos?". La frecuencia e insistencia de Pablito con este interrogante fue notoria durante toda esa semana.
La conexión de Pablito con el otro, para expresar su decisión, había comenzado.
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