Hablamos con la maestra de Gabriel, un chico de 12 años que estaba por ser expulsado del colegio debido a su violento comportamiento.
Enseguida, abordamos la situación con nuestra técnica y la propuesta que le hicimos a Gaby fue la de elaborar una historia. Así comenzó a crear su relato relacionado al fútbol: sobre un escritorio armó una cancha con cartulinas y cartón corrugado, y organizó un partido. Sin embargo, a estos avances se les interponían recurrentes signos de dispersión, desconcentración y enojo.
Decidimos, entonces, insistir en darle lugar a la historia y, por medio de maquetas y dibujos, Gaby hizo aparecer al resto de la cancha y a los jugadores del partido.
Lo particular de su historia era la presencia de un jugador que metía un gol y "se lo regalaba a su hermano". Resulta que se trataba de un hermano en situación de discapacidad motriz a quien Gaby amaba mucho.
Además de la posibilidad de narrar (sin interrumpir y sin desviarse del tema) Gaby, que era mas bien de pocas palabras, logró la apertura necesaria para expresar a quién iba dirigido ese gol: su hermano gemelo que, al nacer, tuvo una situación neurológica que desembocó en una incapacidad motora.
Gaby expresó esta historia a partir del armado de la cancha de fútbol y un partido en uno de los primeros encuentros de trabajo con la Fundación. Y ya desde estos primeros momentos, la docente verificó un mayor nivel de tranquilidad anímica y de disponibilidad al trabajo en el aula.
Gaby comienzó a entrar dentro del marco del mundo, donde toma su palabra.
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